jueves, 6 de julio de 2017

Muy yo

 

Como cada noche, tumbada en la cama, con la alarma del día siguiente conectada, la conciencia tranquila y colmada de sueños inagotables, recios y obstinados (como casi cada día), me puse a cavilar en mis cosas. El hecho de estar tirada en la cama tocándome las peras (no literalmente, claro) no es digno de mención si se me conoce, pues soy muy dada a dejarme caer en cualquier lugar para dejar a mi subconsciente volar con fuerza (ojo, divago hasta paseando a mi perro. Deberían darme la Licenciatura de la Divagación, no digo más). Sin embargo, hoy era diferente... y bien sabía porqué.