domingo, 22 de mayo de 2016

Príncipes

 
Yo soy muy de azules: la ropa, el pintauñas, un inmenso océano en el que perderme, el cielo de verano, la ropa interior... Si por mí fuera, hasta las lentejas estarían teñidas de este alucinante color. ¡Incluso mi perro estaría coloreado de color azul! (prácticamente lo es pues se caracteriza por ser un cocker spaniel azul-ruano). ¿Pero los príncipes? Si en el siglo XVII se decía en Francia que el azul era un color maravilloso, de ahí el apelativo que se le puso a estos rescatadores de damas en apuros, yo reivindico que en el siglo XXI en España los príncipes sean de color verde. ¡No, rojo! ¡No, rosa! ¡Morado! ¡Amarillo! Ay, no sé... ¿Con purpurina? Ufff, ¿multicolores y llenos de brillantina y luces de neón? Así podríamos distinguirlos... Mira, ¡yo qué sé! Me conformo con que sean HOMBRES (en mayúsculas).

lunes, 16 de mayo de 2016

La mujer de ayer y hoy

 
Ya lo afirmaba Rosa Luxemburgo cuando luchaba "por un mundo donde fuésemos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres"; aunque ella bien lo aseguraba en otros términos totalmente diferentes al que me refiero hoy aquí, por supuesto. Esta filósofa, activista y economista de finales del siglo XIX no pudo más que anhelar algo que, a las claras, no se ha logrado alcanzar por completo.  ¿Socialmente iguales? En absoluto. ¿Humanamente diferentes? Quizás. ¿Totalmente libres? De ningún modo.