miércoles, 3 de septiembre de 2014

Carta a una madre

 
Este post se lo dedico a mi madre, que falleció hace más de veintiún años y cada día la añoro como si fuese el primero.
 
"Querida, queridísima mamá:
 
Ojalá estuvieses aquí. Supongo que las cosas serían bien distintas...
 
Tu mirada, tu sonrisa, tu consuelo,... estoy segura de que me arroparían cada noche, sin pedírtelo. Me los brindarías como sólo lo hace una madre: sin pedir nada a cambio, con amor y ternura.
 
¡Ay! Ojalá hubieses estado todos estos años. Ojalá me hubieses, simplemente, abrazado.
 
¡Cómo te extraño!
 
Quisiera recordarte mejor. Tu olor. La sensación de calor cuando me abrazabas. Tu voz. La seguridad que tu sola presencia me regalaba. Tus manos. Tu boca. Tu mirada. Tu sonrisa. ¡Se me han olvidado tantas cosas de ti!¡Tantos momentos! ¡Tantas anécdotas!
 
He crecido, mamá. Ya no soy una niña. Ya no juego con muñecas. Las dejé guardadas en un estante y allí están. Olvidadas. Llenas de polvo. Solas. Como tú.
 
¡Cómo me gustaría estar ahí contigo, donde estés, y ser yo esta vez la que te abrace, la que te dé calor, consuelo, paz! ¡Me gustaría tanto! He madurado y crecido, mamá, y sé que tú también me necesitas.
 
¡Ay, mamá! ¡Qué de cosas han pasado! ¡Cuántas cosas te has perdido! ¡Maldita enfermedad! ¡La maldigo mil y una veces!
 
Ay, mamá. Prometo hablarte y contarte, como hasta ahora. Y prometo escribirte pronto.
 
No me olvides nunca, mamá. Yo también pensaré en ti. Prometo pensar siempre en ti.
 
Te quiero. Te quiero mucho, mamita. ¡Cómo te quiero!
 
¿Cómo puedo adorarte tanto?
 
Tu hija, que te ama
 
Pilar"
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario