Hoy voy a hablaros del AMOR y no sólo porque es el latido de cada una de nuestras vidas, sino porque últimamente muchas personas me han hablado de él... y creo que hay confusión con el término en sí.
*Advertencia: Esta publicación no es apta para aquellas personas que no estén preparadas para conocer la verdad.
- ¿Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad sin poder contenerse preguntó:
En primer lugar, confesaros que este análisis sobre el amor no voy a enfocarlo en mi persona, como suelo hacer casi siempre, pues necesito guarecer en mi persona el estado actual de mis sentimientos con respecto a este término.
Por contra y poniendo en mi boca (más concretamente en mis dedos) las palabras de otras personas cercanas a mí, intentaré lustraros lo más límpidamente posible sobre qué es el amor... y en qué consiste el enamoramiento.
La Leyenda
Cuentan la leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura como siempre tan loca, les propuso:
Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad sin poder contenerse preguntó:
- ¿A las escondidas? ¿Y cómo es eso?
- Es un juego-, explicó La Locura-. Yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno a un millón mientras ustedes se esconden. Cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por La Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda, e incluso a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? si al final siempre la hallan. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (En el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...
- Uno, Dos, Tres...- comenzó a contar La Locura.
- Es un juego-, explicó La Locura-. Yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno a un millón mientras ustedes se esconden. Cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por La Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda, e incluso a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? si al final siempre la hallan. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (En el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...
- Uno, Dos, Tres...- comenzó a contar La Locura.
La primera en esconderse fue La Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y La Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse. Cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para cada uno de sus amigos: que si un lago cristalino ideal para La Belleza, que si la hendija de un árbol perfecto para La Timidez, que si el vuelo de una mariposa lo mejor para La Voluptuosidad, que si una ráfaga de viento magnífica para La Libertad... Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (Mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y La Pasión y El Deseo en el Centro de los Volcanes.
El Olvido... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es importante.
Cuando La Locura contaba, El Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
- Un millón. contó La Locura y comenzó a buscar. La primera en salir fue La Pereza, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a La Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, así pudo deducir dónde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza y con La Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: El Talento entre la hierba fresca, a La Angustia en una oscura cueva, a La Mentira detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido... que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, El Amor es ciego y La Locura siempre lo acompaña.
La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse. Cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para cada uno de sus amigos: que si un lago cristalino ideal para La Belleza, que si la hendija de un árbol perfecto para La Timidez, que si el vuelo de una mariposa lo mejor para La Voluptuosidad, que si una ráfaga de viento magnífica para La Libertad... Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (Mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y La Pasión y El Deseo en el Centro de los Volcanes.
El Olvido... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es importante.
Cuando La Locura contaba, El Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
- Un millón. contó La Locura y comenzó a buscar. La primera en salir fue La Pereza, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a La Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, así pudo deducir dónde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza y con La Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: El Talento entre la hierba fresca, a La Angustia en una oscura cueva, a La Mentira detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido... que ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, El Amor es ciego y La Locura siempre lo acompaña.
El sentimiento
El amor es un sentimiento difícil de describir, casi imposible de alcanzar en su plenitud y muy complicado de mantener.
"¿Qué es para mí el amor? No sabría explicarlo con certeza (silencio). En lo primero en lo que pienso cuando me levanto es en él. Pero es que cuando me meto en la cama, el último pensamiento que tengo también va dirigido a él. Quiero celebrar con él mis alegrías. Necesito que me abrece en mis penas. Quiero arroparme en sus brazos por el día y sumergirme en sus labios por la noche (silencio). Se me encoge el corazón si le veo sufrir. Se me contrae el alma si le veo mal. Su felicidad es mi felicidad (ríe). Es como tener un alma gemela con el que quieres compartirlo todo, con el que ya tienes la sensación de compartirlo todo (piensa). Es una mezcla de necesidad y desconcierto continuo, pero también es una combinación de tranquilidad y debilidad que disputan entre sí debajo de tu piel para hacer vibrar tu alma de manera dolorosa, casi inhumana. Es... (piensa) indescriptible".
Cuando me confesaron esto, os juro que quise llorar; y os lo digo con la mano en el corazón. Esta persona lleva más de diez años con su pareja y pensar (saber) que alberga estos sentimientos por su pareja... de verdad, me abruma.
"...El amor es saber dejar a tu pareja en un momento de tu vida en el que sabes con seguridad que esa decisión es la mejor para él, aunque no tienes tan claro si será la mejor para ti. Es dejar escapar a una bellísima persona porque tú no estás preparada para sentir, no en ese momento..."
Otra persona cercana a mí admitió estas últimas palabras con lágrimas en los ojos... y con el alma roto.
"Cuando te mira, cuando te sonríe, cuando te toca,... Sientes un calor interno difícil de explicar con palabras. Te sientes plena, más mujer que nunca, más viva. Darías lo que fuera por él, por los dos."
La persona que me confesó estas palabras acaba de formar una familia y está tan enamorada de su pareja como de su bebé. El amor que siente por ambos es inmenso.
"No siempre tomas la mejor decisión para ti (agacha la cabeza, pensando). Simplemente supones que la es, te convences de que la es. Luchas todos los días pero nunca sabes qué pasará mañana (piensa). Lo haces porque le quieres. Lo haces porque has decidido pelear".
Esta persona me confesó estas palabras hace ya unos meses, abrumada por una serie de acontecimientos que golpearon su vida brutalmente hasta el punto de desmoronarla. Su entereza me apabulla.
Hay muchas formas de amor. Muchas y muy diversas. Y es tan difícil encontrar al verdadero, el bueno, el que vale para toda la vida,... que no siempre lo conseguimos. Pero cuando lo hacemos, cuando lo encontramos, ¡es tan... perfecto!
Estar enamorado y amar
El enamoramiento es un sentimiento que dura sólo al principio. Es la primera fase del amor y no siempre llega a completar el círculo, no siempre desemboca en amor.
Por tanto, podríamos decir que el enamoramiento está repleto de descubrimientos, nervios, energía, excitación, ganas, incertidumbre,... y sexo. Hay veces que el sexo viene solo y se queda ahí, en sexo. Otras veces viene dado de la mano del enamoramiento y es mucho más estimulante, más juguetón.
Muchas personas confunden el enamoramiento con el amor y es un grave error. El enamoramiento también encierra ganas de estar con la otra persona, ganas de pasar tiempo con él, de reírte con él, de disfrutar de él,... como con el amor, pero esta fase difiere mucho de la fase final por muchas razones:
- No hay sacrificio por la otra persona sino más bien por ti mismo. Es decir, en el enamoramiento renuncias a cosas por satisfacción propia y, en cambio, en el amor renuncias a cosas por hacer feliz a la otra persona.
- La estimulación es constante en el enamoramiento y puntual en el amor. Las sorpresas, los impactos, los descubrimientos,.. son continuos en la primera fase. En el amor, en cambio, son puntuales pues ya hay una estabilidad psicológica y os conocéis más. Las sorpresas más bien vienen dadas por los pasos que va dando vuestra relación y no por los pasos que dais vosotros en ella.
- La conversación también es diferente. En la primera fase, habláis de vosotros, vuestros gustos, vuestras inquietudes, vuestras metas, vuestros proyectos... En la última, de un futuro juntos, de un "nosotros".
Está claro que el amor es difícil de encontrar y muy, muy, muy complicado de cuidar. Es una explosión de adrenalina, tu corazón comprimiéndose, las piernas flaqueando, la boca seca y las manos sudando. Es plenitud y vacío al mismo tiempo, seguridad y debilidad a la vez, risa y llanto, inquietud y seguridad. Altibajos. Una montaña rusa.
El amor es sentirte débil sola y fuerte en los brazos de otra persona que, sola, también se siente débil. El amor es pensar en la otra persona y querer anteponerla a ti. El amor es dos. El amor es nosotros. El amor es futuro.
Ojo con aquellos que confundís amor con rutina, costumbre y comodidad. Ojo con creer que estar cómodo y no alterar el hoy es lo que queréis para mañana.
Yo creo que la única forma de saber con certeza si lo que sentís es amor, después de tanto tiempo juntos, es que dediquéis tiempo a preparar una sorpresa espectacular a vuestra pareja en la que el ambiente, los pequeños detalles, el conjunto, hagan de esa sorpresa un día para recordar. Si ese día os da un vuelco el corazón cuando le beséis es que amas a tu pareja, no hay duda. Si no sentís fuegos artificiales, tracas, el corazón en un puño y mil mariposas revoloteando en la boca del estómago, seguramente sólo estéis enamorados o, peor, cómodos con lo que tenéis. Y eso, señores, únicamente es cariño. Sólo cariño.
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