miércoles, 18 de octubre de 2017

Cuando los solteros se divierten, en el cielo truena

 
 
Hoy no tenía pensado escribir en el blog. Sin embargo, tengo un terrible dolor de cabeza y, además, me ha dado la risa floja y llevo más de una hora riéndome sola (ninguna relación entre una cosa y otra, lo sé, pero ya sabéis cómo soy: Edition Limited). El caso es que me están ocurriendo cosas muy raras y hasta mi Pepito Grillo me ha dicho "nena, venga, cuéntaselo a tus lectores que así ellos se ríen también". Y aquí estoy, dándole a la tecla.

Os voy a poner en antecedentes para que me entendáis...

Soy mujer (bueno, eso ya lo sabíais; no creo que exista ningún hombre capaz de calificarse a sí mismo como LadyCapricciosa. Si existe, mi más profunda admiración, en serio), tengo @#&taitantos años (¿qué importa la edad cuando se vive como una jovencita de veintiuno?) y no quiero ni tengo pareja (oficial, ojo, que ya me estáis imaginando con tropecientos gatos, malas pécoras).

El caso es que mis amigos se han propuesto buscarme pareja. Aquí iría la típica viñeta de dibujos animados en la que al protagonista se le cae la mandíbula en un microsegundo. ¡Qué narices! La pongo...


Cada uno de ellos (mis amigos, digo) conoce a alguien -o a alguien que conoce a otro alguien- que sería perfecto para mí: típico. El susodicho galán -en casi todos los casos, ojo- calza un metro ochenta y siete de altura (no me quiero ni imaginar su número de pie), es moreno, físicamente bien proporcionado, con unos profundos ojos negros, de arraigados principios y con un futuro altamente prometedor (¡cómo no!). Vamos, que negarte -aunque sea a tomar un café con tremendo pretendiente- sería algo así como cerrarte las puertas a cal y canto a la felicidad más absoluta.

Ingenua de mí (que no espabilo, leñe), indago sobre el mencionado donjuán en extinción. Primero, la foto. Cuando compruebo que el tenorio tiene unas cualidades físicas aptas para mi más pleno bienestar, me informo. Las preguntas son las normales que se suelen hacer en estos casos: ¿le gustan los perros? ¿Amaría a mi perro por encima de todas las cosas? ¿Le gusta el café? ¿Estaría dispuesto a hacerme el café cada día? ¿Le gustan los masajes? ¿Me daría uno cada día? En fin, vosotros ya sabéis cómo funciona esto...

Cuando mis amigos satisfacen mi curiosidad con respuestas afirmativas a cada pregunta que formulo, me digo: "ya está, Lady, lo encontraste. El amor del que tanto reniegas está llamando a tu puerta". Y claro, me ilusiono. Pongo su foto de fondo en mi móvil e -incluso- hablo de él como si ya fuese algo mío y hubiésemos compartido una vida plena juntos (metafóricamente hablando, claro). Ya me gustaría a mí ver a Cenicienta tan ilusionada como yo cuando ella conoció a su príncipe.


El caso es que mis amigos son muy picarones, los muy truhanes. Cuando ven que me he ilusionado como una niña en un centro comercial con su primera paga, ¡zasca! Me informan sutilmente de las taras del infame:

Que si, casualmente, en la actualidad, el amigo número 1 tiene pareja (¿¿¿cómo???). Cielo, yo os quiero mucho pero, aunque esa relación vaya de pena, yo no me involucraría en ella ni aunque él fuese el último hombre sobre la faz de la tierra. Allá se extinguiese la raza humana.

Que si, por cosas de la mala suerte, el amigo número 2 vive a no sé "cuántocientos" kilómetros de mi ciudad. Vamos que, para tener una relación mínimamente normal, él tendría que ser piloto de avión (yo no lo soy, ya os informo) o alguno de los dos estar forrado porque, con tanto viajecito, o tenemos dinero o tiempo o ambas cosas.

Que si yo también le he gustado al amigo número 3 (por foto, eso sí) y tiene ganas de conocerme pero, cada vez que vamos a hacer la intentona, él está ocupado. Jajajaja, yo creo que ni el Papa tiene una agenda tan apretada. ¿Qué es? ¿Ministro?


Que si el amigo número 4 acaba de dejarlo con su novia (llevaban 5 años junticos los muy pillines) y yo -ahora mismo, antes no- sería perfecta para él. A ver, a ver, a ver... Lo de "un clavo quita otro clavo" está muy bien para el refranero español pero ni yo soy un metal ni soy larga y delgada, con cabeza y punta. Aunque, ahora que lo dices, creo que... Que no, que no, ¡que no soy un clavo y punto!

Que si al amigo número 5 también le gusta correr, pero correr las cortinas para poder dormir más. Jajajaja, cuando me dijeron esto, me dio tal ataque de risa que todavía me duelen las tripas al recordarlo.

Que si el amigo número 6 es más joven que yo (eso ya es complicado, oiga, con mis veintiuno recién cumpliditos) y la juventud se nota de forma considerable en la horizontal. ¿En serio? ¿Esa es tu forma de convencerme? ¿Qué el chaval es un máquina? Para máquinas, la que me lava la ropa. Esa sí que es una máquina.

Que si el amigo número 7 me vendría de perlas porque es un manitas. Jajajaja, vamos a ver, si quiero hacer manualidades, me apunto a bricolaje o lo veo por la tele, que creo que aún retransmiten Bricomanía.

Que si al amigo número 8 no le gusta el café (fuck!)

Que si al número 9 no le gustan los animales, mucho menos los perros (fuck!)

Que si el 10 tiene problemas de calvicie. Oye, no me juzguéis. Llegados a una edad, una es exigente. Total, ¡yo no quiero perder mi soltería!

Que si al 11 le da por ponerse ropa femenina los días de fiesta. No soy tránsfoba pero a mí me gustan los hombres que visten con sus vaqueritos, sus camisetitas, sus bóxer bien ajustaditos, sus Timberland... Llamadme rara.

Que si al número 12 le gusta plantar marihuana en su casa. Hombre, a mí me gustan las flores pero las margaritas, los lirios, las rosas... Eso de tener orégano por toda la casa no es lo mío. Soy así de especialita, ¿qué queréis que os diga?

Que si el número 13 tiene un rincón del placer. ¿Qué tiene? ¿Un sex-shop? Porque, seamos sinceros, a mí me viene un señor Grey a llamar a mi puerta y le mando pa' Parla.


Que si el 14 aún vive con sus padres. No comment.

Que si el 15 no ha trabajado en su vida. El chavalín roza casi la cuarentena. ¡Ojito con semejante partidazo (es ironía, por supuesto)!

Que si el número 16 solo come pescado. Lo mismo pasa con el 17 pero con la carne.

Que si el 18 habla como si tuviese una pelotita en la boca. En serio, no sabéis lo desagradable que es eso. Probadlo y luego me contáis.

Que si el 19 no me atrae físicamente. Los pelirrojos tienen su aquel. Los rubios... uhmmm. Pero los morenos... ¡Ay, omá, los morenos! Ahora, si no me atrae, no hay nada que hacer. Esas cosas no pueden forzarse.

Que si el número 20 (sí, lo sé, son muchos pretendientes pero mis amigos son muy insistentes -y pesados también-) no me atrae psicológicamente (soy sapiosexual, ya os lo dije). Vamos, que si le pregunto cuál fue el último libro que leyó, poco le faltaría para decirme que fue la primera viñeta de Mortadelo y Filemón, allá por finales de los sesenta.

Que si el número 21 no era amigo ni era nada. Al parecer, era un operario con el que coincidieron en una ocasión en el trabajo. Vamos, que un poco más y me echan a los lobos.

Que si el número 22 no podía abandonar su trabajo (esto ocurrió en un Starbucks) para tomarse un café conmigo porque necesitaba el dinero del curro. Lógico, por otra parte. No volví a verle. Bueno, en realidad no volví a ese Starbucks y, o el chaval era vidente o mi teléfono le caía del cielo, una de dos. Ni una cosa ni otra, me temo.

Que si el 23, el 24 y el 25 eran completos desconocidos dispuestos a nada por todo. En fin... Yo no mantengo a nadie, menos por una sonrisa desdentada (al 24 le faltaban unos cuantos dientecitos).

Bueno, y así podríamos tirarnos todo el día...


MARITALI STATUS

¿Por qué los solteros son solteros y los casados, casados? ¿Y por qué debe ser así y no puede ser de otro modo? ¿Quién es el que decide? ¿La lógica? ¿El hábito? ¿El hecho natural en sí?
 
Está claro que el soltero es soltero por decisión, al igual que el casado y el amancebado lo son porque así lo quieren. Sin embargo, yo me pregunto: ¿es posible hacer cambiar de opinión a alguno de ellos? ¿Hay alguna fórmula exacta con la que se pueda tentar a cualquiera de ellos a cambiar su "maritali status" permanentemente?

Razonemos la respuesta con una metáfora...

Supongamos que, durante meses, he estado manteniendo una dieta baja en carbohidratos. ¿Qué podrían ofrecerme que me tentara lo suficiente como para que -al menos- me replanteara saltarme el régimen por un día o dos? Está claro que una ensalada no es lo suficientemente atractiva como para considerarla siquiera como opción. Tampoco lo es un plato de pasta italiana. Ni una onza de chocolate ni un café. Ni siquiera un vaso de horchata. ¡Ay, amigo! Pero si alguien es capaz de poner ante mí un plato repleto de bolas de helado de chocolate, envueltas por todas partes con sustanciosas capas de nata, jarabe de frutas, nuez picada, galletas, cerezas y plátano, entonces la cosa cambia; y yo me salto la dieta, seguro. ¡Y menudo salto: un triple mortal con carambola!

 
¿Qué tentativa puede haber mayor que esta? Es razonable, justificable incluso, que en un momento determinado de mi vida haya decidido obviar mi decisión de mantener una dieta equilibrada. Ahora bien, ¿se puede saltar uno la dieta de vez en cuando como pequeños lapsos en el tiempo? ¿Se puede mirar hacia otro lado cuando una decisión, teóricamente en firme, no nos atrae tanto como al principio? Poderse se puede, está claro, pero no se puede estar en misa y replicando.


Reflexión por la cual para mí ser soltero (por defender uno de los estatus sociales) es la mejor opción:

Razón nº 1.- Independencia. La razón dice que se puede ser independiente estando casado o soltero pero el matrimonio, nos guste o no, exige unas explicaciones que el soltero no está dispuesto a dar.

Razón nº 2.- Temperatura corporal. Si tu pareja padece de pies fríos, la inconveniencia la sufres tú. Compartir tu cama con alguien que no mantiene tu mismo nivel calorífico es razón más que suficiente para incluirla en la lista.

Razón nº 3.- La belleza. La lucha constante por la ocupación del baño es, como poco, estresante. Si la casa no tiene dos baños, matrimonio no, gracias.

Razón nº 4.- El mando de la tele. Fin.

Razón nº 5.- Horarios. Si quiero dormir a las siete de la tarde, lo hago. Si quiero bailar a las cuatro de la mañana, lo hago. Si quiero comer a las cinco, lo hago. Si quiero cantar a las once, lo hago. Si no quiero hacer nada a ninguna hora en particular, lo hago. Nada más que añadir.

Razón nº 7.- Seguro que no te has dado cuenta que no hay una razón seis; un motivo más que justifica que ser soltero resulta más entretenido.

Razón nº 8.- No hay nadie lo suficientemente persistente e inteligente capaz de conquistarme. Esto no es un reto, ojo.

Razón nº 9.- Las cosas están siempre donde las dejé por última vez. No hay entes que las muevan ni que las hagan desaparecer porque sí. Simplemente están ahí: en el mismo sitio, en la misma posición, inmutables.

Razón nº 10.- El carácter. Si intentas amansarlo, topetazo. Si posees un carácter indomable, colisión. Lo mires por donde lo mires, detonación. Ni lo intentes. Desiste en este punto. Hazlo, en serio.

Razón nº 11.- No conozco a nadie que me haya dejado sin palabras con su perspicacia.

Razón nº 12.- Es harto complicado (por no decir imposible) encontrar a alguien con una mente tan despierta como la mía.

Razón nº 13.- ¿Existe alguien capaz de llevar mi ritmo?

Razón nº 14.- Perezón, perezóóóóóóóóóóóóóóoóóóóóóóóóóóón...

Razón nº 15.- ¡Yo qué sé! ¿Y por qué no?

No os lo vais a creer pero, tras todo este tiempo, el dolor de cabeza ha desaparecido y el ataque de risa ha remitido. Increíble, ¿eh? Ala, os dejo, que voy a aprovechar para usar la máquina número 6.

 

2 comentarios:

  1. Bueno, yo suelo andar por esos menesteres, también, desde hace un tiempo.
    Lamento decirte de tu cumples en un todo mi primera ley y razón de huida apretando timbres de incendio:
    Ley 1 :Si esta buena y esta sola, esta loca.
    Jo. ...mucho me fastidia decir que cumples también subsecciones 23,27,31,46
    (posee animales con dientes y pelos)
    (amor propio por encima de sus posibilidades)
    (no declara haberse acercado a la cocina, ni tener habilidades de interés)
    (se refiere al terreno sexual como algo incómodo o poco placentero)

    Y yo que pensaba... nada, seguimos de amiguitos en facebook que ya vamos que nos matamos. Pero no todo es malo, obvio, en tu defensa admito que tienes la cabeza muy
    bien amoblada, sobrepasas el litro de café diario como yo, que me tomo uno incluso antes de ir a dormir, y escribes muy muy bien. (doble muy)

    Un saludo

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    1. Carlos, un #LadyConsejito: No creas todo lo que lees...
      Sshhh, entre tú y yo ;p

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