martes, 30 de diciembre de 2014

Amo a mis perros | I love my dogs

 
Mi chico y yo tenemos unos amigos en Soria (bueno, tenemos amigos en muchos sitios, pero hoy voy a hablaros de ellos).
 
Hace tres años, estos sorianos "adoptados" nos compraron una perrita, cachorra de nuestros perros Tana de Torrijos y Ray-Charles de Salazar: Nicoletta.
 
 
Nicoletta siempre ha sido -y es- un punto de unión entre esta pareja y nosotros y, siempre que podemos, cuando nuestros trabajos nos lo permiten, organizamos un encuentro para contarnos nuestras aventuras y desventuras con un toque de humor, que el caso es pasárselo bien, ¡y disfrutar!
 
Hace unos días, tuvimos una nueva oportunidad de vernos. Por supuesto, no la desaprovechamos. Después de besos, achuchones, sonrisas y emociones, nos sentamos a hablar. ¡Nos encanta ponernos al día!
 
La historia que os voy a narrar ahora, está basada en un hecho real que nos contó Mercedes, de entre otras muchas cosas que nos contó y que, de momento, no vienen al caso. Esta historia real me pareció tan curiosa y divertida, que quise compartirla con vosotros....
 
 
Hace años, Mercedes tuvo un cocker spaniel de nombre D'Artagnan. Este cocker, como muchos otros de su raza, no necesitaba a ningún amigo para jugar y pasárselo genial. Su pelota, su mejor aliada, y un amplio terreno le bastaban para pasárselo bien. Eso era suficiente para pasar horas y horas jugando, sin necesidad de echar de menos a un amigo que, de otro modo, quizás no le brindara la misma diversión. O quizás le quitara su pelota.
 
 
Sin embargo, Mercedes quería que D'Artagnan tuviese amigos y jugase con ellos. Pensaba que el hecho de que jugase siempre solo con su pelota no le hacía completamente feliz. De esto modo y con este pensamiento, el westy acabó en su casa.
 
No recuerdo ahora mismo su nombre, pero sí recuerdo lo que contó de él. Este nuevo perrito de pelaje blanquecino era un auténtico terremoto. Recorría la casa y la parcela en tiempo récord y nunca parecía agotarse.
 
 
Con los días, Mercedes quedó triste. Había traído al nuevo perrito para que se divirtiese con D'Artagnan. Sin embargo, parecía que ambos disfrutaban más jugando por separado que juntos. D'Artagnan seguía divirtiéndose con su pelota en solitario y el westy seguía haciendo sprints por cualquier sitio.
 
Pero Mercedes es una luchadora. Siempre lo ha sido. Así que, guiada por el destino y sin renunciar al sueño de ver a sus perritos jugar juntos, un buen día se encontró abandonado a un nuevo amigo peludo zarrapastroso y despeluchado que le tocó el corazón. El perrito en cuestión parecía el James Dean de los canes: altanero, decidido, dominante,... Un auténtico perro callejero: un sobreviviente.
 
 
Convencida de que él sería el punto de unión de todas sus mascotas, el milagro que esperaba, lo llevó a su casa. Sin embargo, una vez más, sus deseos fueron muy diferentes de la realidad. El perro despeluchado se hizo con el dominio de la casa y aunque "permitía" a D'Artagnan jugar con su pelota y al westy disfrutar de sus carreras, nunca se unió a ellos.
 
Finalmente, Mercedes, resignada, disfrutó de la compañía de sus tres canes por separado. Rendida, aceptó el hecho de que cada uno tenía unas necesidades distintas y que cada uno de ellos era muy feliz con ellas.
 
Todos fueron inmensamente felices.
 
Ahora con Nicoletta en casa, su princesita, disfruta plenamente de ella, de sus juegos, su pelota y todo lo que ella quiera brindarle, que es mucho. Mercedes y Bruno, su pareja, son los amigos de Nicoletta, y esta pequeña princesa de ojos vidriosos lo sabe, y le encanta.
 
A ellos...
 
Nos encantó veros otra vez. Como siempre, es un placer disfrutar de unas horas con vosotros. La próxima vez, por supuesto, invitamos nosotros.
 
Un besazo enorme de nuestra parte y achuchones de nuestros canes.
 
¡Os queremos!
 
 

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