viernes, 17 de abril de 2015

¿Qué casual que casualmente pasen tantas casualidades?

 
La casualidad se describe como una combinación de circunstancias imprevisibles y que no se pueden evitar. Yo discrepo ligeramente. Para mí, la casualidad es un hecho o sucesión de hechos que se suceden tras una acción pasada que ha motivado brutalmente que esa... "casualidad" se efectué. Algo así como una consecuencia filosófica de un hecho anterior, próximo en el tiempo y el espacio.
 
¿Azar? ¿Destino? ¿Karma? Yo lo llamo "motivos". Toda casualidad viene vestida de un porqué, así como ninguna casualidad viene disfrazada de una sinrazón.
 
Es muy fácil. Es algo así como "la desgracia llama a la desgracia" (Fase 1) y "la suerte llama a la suerte" (Fase 2). ¿Cuál es el mecanismo? Muy sencillo.
 
Fase 1
 
En algún momento, todos hemos pronunciado la típica frase "¡qué mala suerte tengo!" y, debido a la ley de acumulación que todos vivimos alguna vez (¡maldita estadística!), las desgracias nunca vienen solas. Es como esos días que te levantas golpeando con el dedo pequeño del pie el aparador de tu dormitorio, continúas tirando el café sobre tu camisa nueva recién planchada y acabas partiéndote los dientes cuando, ingenuamente, sales a correr para desfogarte un rato y te comes el suelo de la manera más tonta. Vamos, ¡un día redondo!
 
Pues, normalmente, esos días negros, oscuros y de fatalidad suelen quedarse ahí: en veinticuatro horas de estupor continuo. Sin embargo, algunas personas tendemos a alargar la agonía a días, semanas e incluso meses (somos masoquistas). Y claro, en algún momento tocamos fondo.
 
 
Fase 2
 
Pues bien, yo ahora estoy en Fase 2: "La suerte llama a la suerte".
 
Cuando tocas fondo, sólo puedes hacer dos cosas:
- Una: Regodearte en tu propia mierda (hay gente más masoquista que el sr. Grey).
- Dos: Levantarte.
 
La primera de ellas, con el tiempo, te obliga tarde o temprano a cumplir la segunda, así que siempre es más rápido ir directamente ésta. 
 
Esta segunda fase es genial. Te pasan cosas fantásticas cargadas de buen rollo que consiguen que tu energía se positive, se transmita y te empuje a lograr cosas aún más maravillosas. Ya sabéis: "Nunca dejes de sonreír, aunque estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa" (Gabriel García Márquez).
 
Y, como estas casualidades me las creo a pie juntillas y estoy deseando que esta fase dure lo indecible, todos los días dibujo en mi rostro la más hermosa de las sonrisas. ¡Quién sabe! Quizás la buena suerte llame a la Lotería o a un trabajo a jornada completa o a un aprobado más.
 
Bueno, yo por si acaso cruzo los dedos, enciendo una vela roja y salgo de casa expandiendo músculos faciales, que nunca se sabe qué pueden depararte las caprichosas casualidades.
 
 

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