jueves, 24 de diciembre de 2015

¡¡Felices Besos!!

 
REFLEXIÓN DEL DÍA, la fiestas Navideñas:
 
Estos días son días para estar en familia, junto con la gente que queremos y que nos quiere, al lado de los nuestros, al lado de los que de verdad nos importan.
 
Quitando el hecho de que las Navidades -con el pasar de los años-se han ido convirtiendo en un fenómeno puramente comercial, yo quiero hacer un especial énfasis -si me lo permitís- a la verdadera Navidad, a su verdadero significado:
 
EL AMOR.
 
La Navidad es AMOR, puro y duro, el más sincero, el verdadero, el real, el que no tiene miedos ni fronteras, el eterno, el que dura para siempre, el invencible, el más grande, el inigualable, el más amplio, el abrumador, el infinito, el todo y para todo, el inagotable, el que te estremece, el que confunde y excita a la vez, el que te derriba y te levanta al mismo tiempo, el inconfundible, el que no duda, el que no tiene vergüenza, el que recorre millas por el simple hecho de querer estar ahí, el que no tiene precio, el que no necesita pedir perdón, el que simplemente con estar se siente, el que te quita el sueño y te lo devuelve, el que te llena por dentro, el que te basta, el que te hace luchar, el que te hace querer más, el que te hace superarte, el que te hace soñar, el que te abraza y te arropa por las noches, el que te despierta por las mañanas, el que te hace querer ser mejor persona, el que te hace crecer, el que siempre está ahí, el que a veces duele de lo grande que es, el que no cabe en el pecho, el que no puede sustituirse, el que permanece, el que flota en el aire, el que no hay forma humana (ni divina) de describir con palabras... El AMOR lo es TODO.
 
No hay NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, que pueda significativamente igualarse a él y, para mí, la Navidad es eso; un sentimiento tan grande y tan profundo que no puede sustituirse ni si quiera por un pedacito de cielo.
 
Por eso, estas Navidades, yo quiero regalaros A TODOS un poquito de muérdago, la magia que trae con él y los "imposibles" que consigue con su hechizo.
 
¿Consejo? Besaros, besaros mucho, hasta que os duelan vuestros labios, hasta que no sintáis la lengua, hasta que se adormezcan vuestros brazos de tanto palpar, sentir y abrazar, porque eso es AMOR en su más puro significado: una emoción extremadamente poderosa difícil de controlar e, indudablemente, imposible de dirigir (no digáis que no).
 
Dedicatoria:
 
A mi familia a la que amo más que a mi vida (absoluta, incondicional y completamente), a mis amigos desde la infancia (¡qué de años ya, la leche!), a mis sulfitos (¡quiénes ibais a ser!), a los cafés apoteósicos (vosotros sabéis a quién me refiero), a mi grupo de GASSSSSSS (os adoro, y lo sabéis, aunque os metáis conmigo), a mi Chupipandi (sois increíbles), a mis recién estrenadas amistades (me habéis calado muy muy muy hondo, ¡joder!, ¡qué lloro y todo!), a las personas cuyas conversaciones de whatsapp me mantienen despierta hasta las tantas de la madrugada (no sé si mataros o adoraros más), a las personas que amo (algunas, incluso, sin ellas saberlo), a vosotros que me leéis y me animáis a seguir escribiendo (uno de mis sueños), a los que me animáis a seguir entrenando y estudiando e incluso os ofrecéis para compartir esos momentos conmigo (otro de mis sueños), a todos vosotros, SIN EXCEPCIÓN...
 
¡¡FELIZ NAVIDAD y, sobre todo, FELICES BESOS!!
 
Leyenda sobre besarse bajo el muérdago
 
Los orígenes de besarse bajo el muérdago en Navidad se remontan al siglo XVII. Se creía que poseía un poder mágico que daba la vida y tenía la habilidad de traer la paz entre los enemigos. En Escandinavia, el muérdago era considerado una planta de paz, bajo la cual los enemigos podían declarar la tregua o un matrimonio que discutiera podría besarse y hacer las paces.
 
La leyenda
 
Cuando Balder, (dios de la primavera), era apenas un niño, su madre, Frigga, (diosa del amor y la belleza), tuvo un sueño en el que se le alertaba sobre la muerte de su hijo, advirtiéndole que al momento que esto ocurriera, todo ser viviente sobre la tierra perecería con él.
 
Alarmada por dicha amenaza, Frigga habló con los cuatro elementos y todo ser viviente, haciéndoles prometer que nada ni nadie le harían daño. Sin embargo, a Frigga se le olvidó acercarse al muérdago por considerarle muy jóven, insignificante e inofensivo.
 
El malvado dios Loki, disfrazado de anciana, logró descubrir quien era aquel único ser vivo que no había prometido no hacerle daño a Balder, en una oportunidad Balder quiso hacer alarde de su invulnerabilidad, e invitó a todos los dioses a jugar a las lanzas para demostrar que nada podía hacerle daño, Loki, (dios de la traición, las mentiras y los engaños), aprovechó la oportunidad y elaboró una lanza con punta de muérdago para quitarle la vida al pequeño fanfarrón. Con su muerte, se cumplió la profecía, y al instante, el cielo palideció, las plantas comenzaron a morir, a la vez que el planeta se iba envolviendo en la crudeza del invierno.
 
Frigga lloraba desesperada y desconsoladamente, mientras besaba a su hijo en nombre de su último adiós, los dioses conmovidos con tan implacable dolor y tan puro amor decidieron devolverle la vida al pequeño Balder, no sin antes castigar a la pequeña planta convirtiéndola en una planta parásito y dependiente de otras plantas para vivir, y así mantenerla vigilada para siempre por haber causado tan enorme desdicha.
 
Una vez devuelto a la vida y como muestra de amor y agradecimiento a su madre, Balder ordenó que en adelante, cada vez que una pareja pasase bajo una rama de muérdago, debía besarse para perpetuar el amor verdadero en la tierra.
 
Y se cumplió la profecía.........
 

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