sábado, 8 de marzo de 2014

Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro

 
Son escasas las ocasiones en las que podemos decir que, por circunstancias de la vida, el destino nos ha puesto un amigo de verdad en nuestro camino. En este caso, dos.
 
Son esta especie de amigos -que están en peligro de extinción y que apenas llegan a contar los cinco dedos de una mano- los que más valoras porque, sin darles apenas nada, ello te lo dan todo: amistad, cariño, lealtad,... Son una estirpe diferente que te enorgullece, te colma y te satisface por completo. Son amigos, amigos de verdad. .
 
 
A ellos...
 
Yo puedo decir (nosotros) que estamos felices de poder llamarnos amigos vuestros. Nos encanta saber que, a pesar de la distancia que nos separa, estáis ahí. Vosotros y la princesita; una parte de nosotros.
 
Fue gratificante y maravilloso poder veros antes de vuestro viaje a Boston. Nos encantó que quisierais compartir ese momento tan especial con nosotros y, a pesar de que era un día difícil, lo repetiríamos sin pensar una y mil veces más.
 
Sabemos que son épocas difíciles y es por ello que queríamos deciros, tal y como os indicamos aquel miércoles, que aquí estamos para lo que necesitéis. Nuestra casa es vuestra casa.
 
Es indescriptible la sensación que tenemos cuando hablamos de vosotros, cuando estamos con vosotros. Y a pesar de no hallar una razón por la cual nació esta amistad y fue creciendo sin parar como un girasol, ese efecto nos gusta.
 
 
Queremos expresaros nuestro más sincero y puro cariño por vuestra familia. Deciros que podéis contar con nosotros siempre que queráis y que, por supuesto, ¡nos encantará compartir con vosotros muchos más momentos!
 
Pronto, muy pronto, alcanzaréis vuestros sueños. El esfuerzo, la tenacidad y la constancia son valores que no todas las personas tienen. Vosotros, en cambio, los tenéis en abundancia. Sois unas bellísimas personas y merecéis ser recompensadas. Con vuestro trabajo recolectaréis frutos. No puede ser de otra manera. Mirad a Nicoletta. ¿No es hermosa la princesita?
 
Tendréis muchas más oportunidades, de eso estamos seguros. Paciencia.
 
 
Gracias por los momentos que nos habéis dado, que son muchos. Y, por supuesto, ¡esperamos veros en Mayo! No nos hagáis ir a Soria a raptaros. No tentéis la suerte...
 
Un abrazo enorme de Wanda, Tana, Ray, Ángel y, por supuesto, mío.
 
¡Muchos achuchones de toda la tropa! 
 
 

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