lunes, 23 de marzo de 2015

Definitivamente, yo | Definitely, I


Soy una mujer generosa, entregada y que lucha por lo quiere. De grandes aspiraciones y extraordinarios sueños. Con un carácter indomable compensado por una ternura desmesurada. De sonrisa fácil y chiste simple consigo dibujar tantas sonrisas a los demás como a mí misma. Sexualmente activa, juguetona, pícara y audaz. De grandes locuras y locas aventuras. Vivaz. Risueña. Romántica. Voraz. Hambrienta de vivir y sedienta de disfrutar. Parlanchina, locuaz e inquieta. Dinámica y activa. Deportista, sana y también pecadora. Dulce. Maravillosa. Extraordinaria. Hija, hermana y amiga. Trabajadora. Cabezota. Tenaz. Y, por supuesto y ante todo, yo.
 
Últimamente me preguntan mucho eso de "¿cómo estás?". Y es que una ruptura nunca es fácil. Cuando una pareja se rompe, a parte de que esa persona se aleja de tu lado de una u otra forma, una parte de ti misma también muere con ella. No sé si mi sonrisa fácil o mi locura pasajera, pero algo se fue también con él.
 
Y no creáis, no es mi primer desamor. He tenido otros. Así que he aprendido a valorarme de una manera casi rayando lo exigente. Soy una mujer muy válida, con muchísimos valores y por supuesto con algunos defectos. ¡Quién no los tiene! Así que, ese tipo de situaciones me hacen más fuerte y más entera aún de lo que ya de por sí era.
 
Y no creáis, sufro. Por supuesto que sufro. El hecho de haber vivido situaciones parecidas no implica que una sea de piedra. Sin embargo, sí acepto la ruptura, la asumo y la enfrento. No me caigo rendida a sus pies, porque entre otras cosas sé que no se lo merece. No suspiro por sus besos ni sueño con su cuerpo; ese período ya lo he pasado. Sí es cierto que tengo contacto con él: hablamos, algunas veces nos vemos y poco más. Este tipo de rupturas es lo que tiene: la confianza se pierde poco a poco en el camino y las ganas de contar con esa persona para todo... también.
 
Con el tiempo (lo sé por experiencia), mis valores perdidos se habrán restablecido y mi confianza, mi sonrisa fácil y mi locura pasajera también. Mi familia, mis amigos y las viejas y nuevas amistades colaboran de una manera paralela y desinteresada en el reencuentro de mí misma. Y el tiempo, maravillosa e imprescindible medicina, pondrá así cada cosa en su lugar.
 
Hoy me he levantado con ganas de más. Mañana querré todavía más. Y pasado, más aún. ¿Quién es nadie para borrarme ese hambre voraz?
 
Mi casa vuelve poco a poco a la normalidad. Mi vida, también.
 
 

2 comentarios:

  1. Pues hale, pa'lante, guapa, que estas cosas son duras pero se aprende y siempre viene bien para salir fortalecida. Si necesitas algo, ya sabes dónde andamos. Un beso.

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