lunes, 24 de noviembre de 2014

Mi numen

 
Hoy me han preguntado dónde busco (o encuentro) mi numen, mi estro o mi inspiración de artista (porque soy una artista). Y me lo han preguntado porque aseguran (porque lo hacen) que mi capacidad mental no está muy equilibrada (o sí, depende de cómo se mire) y, por tanto, le faltan dotes para ser realmente útil en mi vida (o en mi blog, que es prácticamente lo mismo).  
 
En fin, no voy a entrar en un debate sobre mi capacidad mental (o creativa), aunque sí hablaré (y lo haré por petición explícita) del lugar del que procede.
 
La respuesta es clara, sencilla y concisa: DE TODO, de cualquier cosa.
 
Sí, sí, ya sé que ahora mismo os estáis preguntando: "¿De todo?" "No puede ser". "Eso es imposible". "En algo se basará". Pues sí, capricciosos. Mi inspiración proviene de cualquier cosa, ente, persona o ilusión que pueda hacerse presente (o patente) en mi vida o en mi subconsciente.  Así de sencillo.
 
¿Qué no os lo creéis? Cáspita (siempre he querido usar esa palabra en una frase), mira que sois duros de mollera. Os pondré un ejemplo para suprimir cualquier tipo de duda.
 
 
¿Qué es lo que veis en esta foto? Diréis: "Pues corazones sangrantes, una flor maravillosa originaria de Asia con forma de corazón y con una pieza que le cuelga que se asemeja a una gota de sangre".
 
¡No! Señores, seamos más expresivos. Dejad vuestra imaginación volar.
 
Yo veo un hada de delicadas alas rosadas escondida en ese capullo de tiernas hojas del color del algodón de azúcar que, sorprendida por un curioso humano, espera impaciente el momento oportuno para escapar y regresar a los lindes de su pueblo mientras reza no ser atrapada por aquel insistente mortal.
 
O, quizás, veo los corazones de dos amantes que no pudieron disfrutar de su amor en vida y que, juntos, decidieron sellar su afecto en forma de hermosa flor para gritar al mundo entero la pureza de su pasión y la magnitud de su amor. Hermoso, ¿no?
 
O sí, quizás vea simplemente dos flores. Depende del día. Porque la verdad es esta. Hay días que veo, imagino o vislumbro una imagen y las palabras me salen solas. Y hay días que veo... y sólo veo. Nada de imaginación. Una flor es una flor y un paisaje es un paisaje. Nada más.
 
Pero como la Diosa Fortuna me ha dotado de una imaginación que sueña e inventa sin muchos aderezos y por sí sola (oye, que se pasa el día desvariando), pues aprovecho y lo plasmo en papel, que yo también necesito desahogarme y ver desde otra perspectiva todo aquello que pasa por mi mente con tanta rapidez. Y así, casi asiduamente, suelo escribir en el blog, mi instagram, mis whatsapp o cualquier medio que pueda o imagine (mi novio está harto de ver post-its por toda la casa con frases sin sentido).
 
Y como imaginación me sobra para dar y regalar, pues estoy agregando una enorme dosis a los libros que estoy escribiendo y, a veces (pocas, gracias a Dios), me quedo sin palabras. Sí, lo sé, suena raro y a mentira, pero a veces yo también me quedo sin habla (cualquiera de mi familia o de mi grupo de amigos se estaría riendo ahora mismo pero, nenes, que la imaginación va a pilas y a veces necesito cargarla).
 
Así que volviendo al principio y contestando a la gran pregunta que me habéis hecho con tanta insistencia (mentira, pero así queda más bonito), mi numen es TODO (o casi todo, que de algunas cosas no hablo).
 
 

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