Por desgracia (sí, lo sé, es una pena), la violencia de género ha existido desde los comienzos de nuestra civilización. No es algo nuevo de la sociedad actualidad, ni mucho menos. Sin embargo, sí se ha ido agravando con el paso del tiempo y, sobre todo y muy a mi pesar (imagino que muy al pesar de todos nosotros) se ha ido acrecentado el número de víctimas consecuencia de este tipo de violencia.
Prehistoria
Es una vergüenza que ya en la Edad de Piedra, allá por la Prehistoria (no ha llovido desde entonces), ya se sucedían este tipo de maltratos. Y es que las desigualdades entre sexos ya estaban muy marcadas por aquel entonces a consecuencia de las negociaciones y luchas tanto para la consecución como para el mantenimiento del poder (algo muy actual también hoy día).
Y esa lucha constante de búsqueda o mantenimiento de ser más poderoso que nadie ha sido una lastra que venimos arrastrando a lo largo de toda nuestra historia (real e incluso ficticia).
El estrangulamiento de Desdémona
Desdémona, por ejemplo, un personaje ficticio del s.XVI creado por el famosísimo escritor inglés William Shakespeare, simboliza lo que se ha denominado a través de los siglos como "crimen pasional". Es esta joven veneciana la que, traicionada por un subordinado de su marido Otelo y debido a su carácter coqueto y atrevido (según la Wikipedia), la que provoca un enloquecedor ataque de celos en éste que, descontrolado, acaba por estrangularla.
Y, aunque en países como Francia este tipo de crímenes pasionales se consideraba como una defensa válida en casos de asesinatos (alucino), en España -gracias a Dios- el derecho que tenían los maridos para matar a sus esposas e incluso a sus hijos en caso de adulterio se eliminó del Código Penal en el año 1963 (ya es una pena que hubiésemos sido tan permisivos hasta esa fecha).
En las legislaciones actuales hemos sido mucho menos benevolentes con este tipo de crímenes (aún no me creo que haya podido existir lo contrario) y se han reducido los casos en lo que se ha podido invocar una "grave alteración de la conciencia" (se nos va la "pinza", pero de verdad) como justificación.
La violación de Lucrecia
Lucrecia, por otro lado, y retrocediendo a la antigua Roma, fue una de las primeras mujeres que, violada a consecuencia de una estúpida apuesta machista, confesó lo sucedido ante su marido, su padre y su primo el Rey, Lucius Junius Brutus, para después quitarse la vida no sin antes decir: "¡Ninguna mujer quedará autorizada con el ejemplo de Lucrecia para sobrevivir a su deshonor!" (ole, ole y ole). Y aunque fue símbolo de castidad, pudor, fidelidad y pureza, se convirtió durante siglos en un ejemplo a seguir de cómo debían actuar las mujeres en caso de deshonra (?).
En la actualidad, en los países donde todavía rige el Código de honor a las mujeres que no asumen el papel de Lucrecia se las "suicida" (tomaaaaa) porque se las considera culpables de la violación y, puesto que el honor de toda la familia ha sido mancillado debido a ello, el padre, el hermano o cualquier familiar (siempre que sea varón, eso sí) tiene derecho a matarlas (¿estamos locos o qué?).
Así que, sí, la violencia de género nos ha perseguido durante años, ¡siglos!, a lo largo de nuestra historia y, aunque seguramente muchas mujeres (y no mujeres) han luchado (y lucharán) por abolirla, aún queda un largo camino por recorrer.
Mujeres del mundo, unamos fuerzas y luchemos juntas contra la violencia de género. BASTA. Si te pega, no te quiere. No te calles. Denúnciale. No más violencia. Hay salida. Actúa. Por tus hijos. Por ti. Tolerancia cero. Di no. Pide ayuda. No tengas vergüenza. Quiérete. No te dejes. No te quedes mirando. Ponte en pie. No hay excusas para el dolor. No te des la espalda. No les des la espalda. Stop. No estás sola. Tu esperanza, tu vida, son compromiso de todos. Si él levanta la mano, tú levanta el teléfono. El silencio esconde la violencia. BASTA. No te cortes. Vuela. Porque tú vales mucho más. Nunca más. El machismo mata. 016. Ponte en pie. No es amor. No te saltes las señales. Elige vivir. Saca tarjeta roja al maltratador. El sol también sale para ti. Hay salida. Ni obedecer, ni servir, ni callar. Tú, lo más importante. Todas las manos son necesarias. No pases de largo. Stop. Escapa. ¡Toma partido!
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