martes, 12 de agosto de 2014

Felicidad: un mundo de color

 
¿Nunca os habéis levantado felices sin motivo? ¿Sólo porque sí? ¿No habéis tenido ganas de saltar, gritar, reír, llorar, volar y dar vueltas, todo al mismo tiempo? ¿No habéis deseado abrazar, besar, sonreír, compartir, regalar y amar sin pedir nada a cambio?
 
A mí hoy me ha pasado. Me he levantado feliz porque sí, por tener lo que tengo, por tener a quien tengo, por ser quien soy, por saber lo que sé, por valer lo que valgo, por ver lo que me muestran, por escuchar lo que me dicen, por luchar por lo que creo, por disfrutar de ese abrazo repentino, por oler y saborear ese café matutino que desprende aroma a hogar, por besar esos labios y sentir pequeñas mariposas revolotear en el estómago, por sentir su piel, por ver salir el sol, por ver asomarse la luna, por disfrutar de la compañía de mis perros, por mirar alrededor y sentir que me quieren, por sentirme amada, por amar,...
 
 
Antes de meterte hoy en la cama, mira a tu alrededor y saborea todas aquellas cosas por las que deberías estar agradecido y de las que apenas te das cuenta, aquellas pequeñas cosas que pasan desapercibidas y que, sin darnos cuenta, no valoramos pero están ahí.
 
A todas esas cosas, yo las llamo felicidad.
 
 

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