Mi marido siempre anda perdiendo cosas: las llaves de casa, las gafas de sol, dinero, su camiseta de la suerte (porque tiene una camiseta de la suerte), sus calcetines favoritos (esos que en su inicio eran blancos y que, con el uso, han pasado a tener un color indescriptible que, unido al desgaste y los muchos agujeros de batalla, los pobrecitos han quedado para el desastre),...
A las cosas que se le pierden y que siempre encuentra en el rincón de las cosas perdidas, es decir, su sitio (último lugar donde curiosamente mira), hay que unirles las cosas que directamente le tiro a la basura sin que él se entere. ¡Que hay veces que me obliga a hacerlo!
Sin embargo, hoy, como tantos otros, no podía ser menos. Mi marido también ha perdido algo. Claro, no podía perder la costumbre, que si no se aburre y le falta emoción en su vida.
Él: Cariño, ¿has visto las llaves de mi moto?
Yo: Sí
Él: ¿Dónde?
Yo: En el rincón
Él (con cara desencajada): ¿Qué rincón?
Yo: En el rincón de las cosas perdidas (jajaja)
Acostumbrada a esa cabecita suya, no tengo más remedio que tomarme las cosas con humor. Eso sí, estoy deseando ver qué cara pone cuando descubra que, algunas veces, soy yo la que le esconde adrede sus cosas. ¡Lo divertido que es verle como pollo sin cabeza por toda la casa!
Ja, ja, ja, a mi chico le pasa igual. Muy bueno el post.
ResponderEliminarA todos les pasa algo parecido... Siempre buscan en último lugar en el que primero deben mirar!!!
ResponderEliminarA todos nos ocurre alguna vez. ¡Gracias por vuestros comentarios!
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